El caminante y su sombra (1880) : §5
Lenguaje y realidad.—Hay un desprecio hipócrita de todas las cosas que los hombres consideran realmente importantes, de todas las cosas próximas. Se dice, por ejemplo, que «sólo se come para vivir», lo que constituye una mentira tan execrable como hablar de engendrar hijos en términos de la consecuencia propia de toda voluptuosidad. Al contrario, la gran estimación de las «cosas importantes» casi nunca es totalmente verdadera; aunque los sacerdotes y los metafísicos nos hayan habituado en estas cuestiones a un lenguaje hipócritamente exagerado, no han conseguido cambiar el sentimiento que no concede a estas cosas importantes tanto valor como a esas cosas próximas que se desprecian. De esta doble hipocresía se desprende una molesta consecuencia: que las cosas más inmediatas, como la alimentación, la vivienda, el vestido, las relaciones sociales, no pasan a ser materia de reflexión y de reforma constante, libre de prejuicios y general, sino que, por ser consideradas inferiores, se excluye de ellas toda seriedad intelectual y artística: hasta el punto de que, por una parte, el hábito y la frivolidad se imponen en el terreno no considerado, como le sucede a la juventud sin experiencia, por ejemplo: mientras que, por otra parte, nuestras constantes transgresiones de las leyes más simples del cuerpo y del espíritu nos conducen a todos, jóvenes y viejos, a una esclavitud y a una dependencia vergonzosas; me refiero a esa dependencia, en el fondo superflua, de médicos, maestros y curanderos de almas, que ejercen siempre su presión, incluso hoy, sobre toda la sociedad.
Además de Platón y los místicos más extremos, no se me ocurre quiénes podrían estar detrás de estos "se dice que" y "se excluye". Los curas aman comer bien.
ResponderEliminarUn problema distinto ahora parece ser que nuestra relación con lo cotidiano (la comida, la vivienda, el vestido) está medida casi completamente por el dinero. Como si el precio de nuestro almuerzo correspondiera a su valor real.
Yo pienso, por ejemplo, en las costumbres de ayuno en el Ramadán... aunque claro está que apenas terminan el ayuno comen muy bueno (he ido varias veces a reuniones sin haber participado del ayuno para participar de las pakoras). El asunto es esa idea que se transmite culturalmente de que privar al cuerpo de placeres es bueno espiritual o moralmente (aplica también a la virginidad, el celibato, el consumo de drogas y a algunas versiones que he oído de discursos proveganos).
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